Por: Dulce Muro
Un destino turístico obligado dentro de la Zona Metropolitana de Guadalajara, es el municipio de Tlaquepaque. Caminar por el centro, tomarse algo en el Parián, comer nieves en la plaza y visitar los lugares de artesanías son sólo algunas ideas de lo mucho que se puede conocer en esta ciudad.
Uno de los lugares icónicos en ella es El Refugio, un edificio de casi mil metros cuadrados con más de cien años de antigüedad. Desde su construcción (alrededor de 1850), ha sido convento, hospital, casa de retiros espirituales y desde 1985 funciona como centro cultural.
Ahí se realizan eventos, exposiciones de diversas ramas artísticas, recorridos nocturnos y es sede de instituciones municipales como el museo del Premio Nacional de Cerámica, la Dirección de Cultura y Educación, la oficina de la Crónica Municipal y la escuela de Artes plásticas.
El Refugio está lleno de peculiares características, comenzando por su arquitectura, que reúne diversos estilos difíciles de identificar a primera vista, debido a sus diferentes etapas de construcción, sus múltiples patios y sus estructuras subterráneas.
Estas bóvedas guardan una historia interesante. Fueron encontradas en 2014 durante una excavación que se realizó para reparar las afectaciones que había sufrido uno de los patios del recinto, en el cual se presentaban desniveles y un hundimiento a punto de colapsar. Después del descubrimiento, vino el enigma, ¿qué fueron estas estructuras y por qué estaban bajo el suelo?
Alrededor de éstas surgieron muchas conjeturas acerca de su uso, sin hacerse esperar las leyendas referentes a túneles subterráneos que existen a lo largo de la ciudad. Si no lo sabías, en San Pedro son famosos los túneles de las casas antiguas, que conectan una con otra y claro, hay muchas leyendas acerca de ellos.
En el caso de las bóvedas en El Refugio, se consideraron hipótesis desde celdas de castigo, hasta la posibilidad de haber sido un espacio de bodega o cocina. Finalmente, la suposición más aceptada fue que se trata de un espacio utilizado como contenedor de agua pluvial y que corresponde al periodo inicial de construcción del edificio. Misma explicación que se tiene de los múltiples túneles bajo la ciudad.
Lo más sorprendente de dichas bóvedas, además de que su excelente estado de conservación, es que podrían tratarse de las únicas de esta estructura hidráulica construidas en Jalisco, por lo cual, su importancia arquitectónica es enorme.
Además, El Refugio cuenta con el mural Alegoría por la Paz, realizado por el pintor tapatío Guillermo Chávez Vega, quien además de realizar murales, incursionó en el óleo, el acrílico, la acuarela y el grabado.
Un motivo más para amar y visitar Tlaquepaque.