Por: Wendy Mercedes Domínguez Contreras
Los panteones se han convertido en el lugar idóneo para contar historias escalofriantes, hablar sobre sucesos paranormales y de entes o seres sobrenaturales que habitan en estos lugares. La mayoría de las veces queremos que nos cuenten un poco más de ese lado espeluznante, buscamos algo inexplicable o un susurro escalofriante, pero esto no es lo más interesante.
La muerte es un suceso que en ocasiones puede unir a las personas, y en otras, tan sólo las separa aún más. Esto trae consigo momentos dolorosos en los que las emociones se encuentran a flor de piel, pero ¿qué pasa cuando las personas se reúnen una segunda vez, en el mismo lugar y por la misma muerte? A veces nada bueno.
En el panteón de Mezquitán hubo una pequeña explosión que al menos un velador aún recuerda y esta es la historia. Carlos Ramírez Ladewig, un hombre polémico que logró tener gran influencia en la vida estudiantil y en el gobierno, y ser un líder de la Federación de Estudiantes de Guadalajara o mejor conocida por sus iniciales como la FEG; fue asesinado en 1975. Un año después, tras su aniversario, cientos de personas se volvieron a reunir en el cementerio en conmemoración suya; lo que no esperaban es que una bomba explotaría en su tumba sin causar algún daño grave; quizá éste fue un pequeño atentado en busca de transmitir un mensaje pues al parecer ni siquiera muerto lo dejaron descansar.
Y esa es una de tantas historias verídicas que guarda este lugar, porque más allá de lo que pasa o no entre los muertos, resulta aún más atractivo e importante lo que sucede entre los vivos.
Lo más curioso es que a pesar de ser un panteón que se encuentra en Guadalajara el primer sepultado fue un alemán llamado Hans Jaacks. Y es que en el panteón de Mezquitán podemos apreciar diferentes secciones llamadas: la colonia americana, francesa y alemana; pero no fueron divididas así en vano, ya que los difuntos que fueron enterrados en cada una de ellas le hacían honor a su nacionalidad. Pero con el pasar del tiempo el olvido ha atravesado estas secciones y comenzaron a enterrar más cadáveres sin mayor distinción.
En este sitio permanecen algunas tumbas olvidadas, pero que se han conservado por las hermosas piedras con las que fueron hechas, por las historias que las invaden e incluso por los personajes importantes e históricos que fueron sepultados, porque cada tumba tiene valor, aunque sea sentimental.
Tal vez sea tu momento de visitar el panteón Mezquitán y observar un poco más de cerca cada espacio, pero en vida, porque más de una vez he escuchado que de la muerte nadie se escapa, y no importa dónde estés, finalmente llegará.